Cerveza Toupiña

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A primeira cervexa ecolóxica de Galicia.

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«Toupiña é unha homenaxe á xente do campo»

La primera cerveza ecológica gallega se muda a Lagazós (Lalín), de la mano de Carlos Brea, donde se producirá el cereal y se elaborará

De un color profundo rojo-cobrizo, moderadamente fuerte, maltosa, compleja, con ricos sabores de malta y sabor maltoso con toques a uva pasa y azúcar candy del estilo de la Belgian Dubbel. Son algunas de las señas de identidad de la cerveza Une Toupiña, una tostada que ostenta el honor de ser la primera cerveza artesana ecológica gallega. Su autor y promotor es Carlos Brea, hijo de padre de Vila de Cruces y madre de Lagazós, en Lalín.

La cerveza se vende desde hace muy poco en el bar A Cunha de Lalín y en algunos establecimientos hosteleros de Lugo, donde reside Brea, ingeniero agrícola y un apasionado del campo, defensor a ultranza del medio ambiente y del respeto a la tierra.

Carlos Brea es profesor de agricultura ecológica, productor y asesor de agricultura ecológica. Cuenta que «dando cursos da Deputación de Lugo xurdiu un de cervexa artesán, vin que era unha cousa da que non había moito en Galicia e ecolóxica non había ningunha». La idea que le movió, sobre todo, fue «mellorar unhas terras que estaban abandoadas que eran da miña avóa e decidín empezar co proxecto da cervexa».

El nombre es también un guiño a la familia. Toupiña viene de Toupa, el apodo de un tío de su madre y pretende ser también «unha homenaxe á xente do campo, á xente de antes que respetaba o medio ambiente personificada en Toupa, por que foi o que el me inculcou todo iso dende neno e me convertiu no que son». Lo de Une, explica, «é referencia á parte paterna, e é como lle ensinou a avóa do meu pai os números que eran une, dole, trele, e esta como é a primeira cerveza que sacamos é une e a seguinte será dole e así sucesivamente». La idea es sacar «cinco, seis ou sete variedades distintas, unhas máis lixeiras, por exemplo, de cara ó verán». La etiqueta, con el nombre en relieve, intenta ratificar ese plus de calidad. Lleva una imagen de una foto real convertida en dibujo de «Toupa, Toupiña, rodeado de cans como sempre e onde tamén estou eu danzando polo medio», señala.

De momento Carlos Brea está elaborando la cerveza en Ourense con lúpulo y cebada ecológica que adquiere en Bélgica y de Inglaterra, «porque aquí non hai cebada con certificación ecolóxica; non se produce a cebada cervexeira que é unha variedade que non ten nada que ver coa forraxeira». Pero pronto el proyecto cogerá forma y se asentará definitivamente en Lagazós. Para ello cuenta con 1,6 hectáreas de terreno certificadas en agricultura ecológica y donde plantará el lúpulo y el cereal necesario para la fabricación de Toupiña, además de una zona dedicada a huerta.

En las instalaciones de la casa familiar montará la cervecería. El proyecto quiere iniciarlo este año con los cultivos de cereal y calcula que en un año o año y medio puede tener ya la primera producción lalinense en la calle. Confía que a la iniciativa se puedan unir sus hermanos «cando comence a ser viable» y pueda constituir para ellos una fuente de ingresos y de vida. Con ella vuelve a sus orígenes, recupera las tierras «que estaban estragadas» y rinde tributo a la tierra y a Toupa, «que foi o que me ensinou». En cada elaboración realiza unos 400 litros. Un producción pequeña «para ir asiña e que non perda a esencia de artesanal e de calidade». Se produce en botellines de 33 centilitros y una botella de 75, ideal para beber en pareja, dos presentaciones a las que se sumarán barriles de treinta litros. El proyecto arrancó hace dos años y pico con pruebas de elaboración de cervezas. En los cursos de elaboración y las catas fue descubriendo los gustos de la gente. Su satisfacción es «entrar a un bar e ver que lle levan a alguén unha na bandexa, é un orgullo e o mellor, que o que a proba, repite».

Precio. La de 33 cc cuesta entre 2,25 y 2,5 euros y entre cinco y seis la de 75.

El sueño. Que sus hermanos puedan sumarse a la iniciativa y vivir de ella.

Presentación. Hoy, a las 20.30 horas, se presenta con una degustación y unos pinchos la cerveza en el bar A Cunha de Lalín.
Un producción pequeña y muy mimada, con una comercialización directa y personal

En Lalín, de momento, se puede degustar Une Toupiña en A Cunha pero la intención de Carlos Brea es ampliar la venta de la cerveza a alguna tienda ecológica de la localidad y a varios establecimiento hosteleros más en la villa. Carlos Brea se encarga directa y personalmente de la comercialización para tener un contacto directo con la gente «porque non é unha simple cervexa más, a cervexa é un ser vivo e hai que tratala con coidado». Y en este caso se trata también, añade, de «explicar un sentemento e o que queremos transmitir con ela».

Una cerveza que «é un tributo a toda a xente do campo que traballou arreo. Toupiña é o meu tío avó, pero representa a toda esa xente que traballou de sol a sol no campo intentando manter o país». Brea desarrolla su labor profesional como asesor de cultivos ecológicos relacionados con el mundo del vino, lleva los huertos urbanos de Santiago y, entre otras muchas cosas, es también ponente en muchos congresos, una actividad que compagina con la elaboración de cerveza.

Un proyecto que, dice, de momento lleva consigo «moito choio, dores de cabeza e perdas económicas, como todos os negocios cando empezan pero tamén moitas satisfaccións». La idea era empezar ya a producirla en Lalín desde el principio, pero sus compañeros después de probar sus elaboraciones lo animaron a adelantarlo y la fase le está sirviendo también de prueba y para recoger los primeros frutos de Toupiña, que está teniendo ya una gran aceptación en Lugo.

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